De Addis Abeba a Ciudad del Cabo (From Addis Ababa to Cape Town)


La peor carretera de Africa
January 4, 2012, 2:58 pm
Filed under: Uncategorized

Nota: Este post lo escribi en Nochebuena, pero hasta hoy no he tenido internet y tiempo para subirlo.

Cuando la llaman la peor carretera de África, no se quedan cortos, los últimos cinco días han sido extenuantes y no recomendables para nadie.

De Awassa a Dila fue un asunto sencillo e indoloro, desayuno relajado en nuestro buen hotel de Awassa, un corto viaje en tuktuk a la estación de autobuses y en cinco minutos estábamos en un minibus hacia Dila por el equivalente a dos euros, que serían tres después de que nos timasen en la cara como todos los días. En Dila nos costó un paseo cortito encontrar alojamiento decente, la pensión Lalibela, y en poco más sabíamos que el autobús a Moyale saldría el día siguiente a las 4am y que nos costaría 4 euros y medio a cada uno, económico para 400 kilómetros. Además las probabilidades de llegar a Moyale con luz solar parecían buenas.

Para ir de Dila a Moyale nos levantamos a las 3am y tras recoger los trastos nos encaminamos arropados por la noche africana hacia la estación de autobuses, que fue fácil de encontrar por el día pero de noche fue terrorífico. Caminar por un pueblo sin iluminación en medio de la noche con todas tus posesiones a la espalda y preguntándole a la gente despierta a esas horas que dónde está la estación no es divertido. El caso es que encontramos la estación sin mayores complicaciones pero allí no había nadie, y de nuestro autobús ni rastro. Nos pusimos a esperar, cosa que dentro de la estación no era peligroso porque no había nadie y había mucha luz, hasta que apareció el guardia con su AK47. En un principio no le hacía gracia que estuvieramos dentro del recinto fuera de horas pero o bien se apiadó de nosotros o bien le resultaba demasiado cansado hacerse entender, así que al final nos dejó esperar dentro a ver que pasaba con nuestro autobús.

Al cabo de un rato nos enteramos que nuestro autobús salía a las 5am, no, a las 5:30am, o algo así. Y en efecto a las 5:30am el guardia dejó entrar a la gente que esperaba fuera que se lanzó en estampida a pillar asiento en los autobuses, dejándonos bastante atrás. Compramos billete, subimos, metemos las mochilas debajo de los asientos echándole un poco de morro y venga, que nos vamos.

Bus de Dila a Moyale, Isuzu clasico etiope

Bus de Dila a Moyale, Isuzu clasico etiope

No, no nos vamos, esperamos un rato, parece que el autobús no sale todavía. Probablemente esperan a que se llene. El caso es que esperamos otra hora en el autobús que huele como el taxi del príncipe de Bel-Air hasta que finalmente sale, para a poner combustible, y ahora sí que salimos de verdad. Nos hemos levantado a las 3am para que el autobús salga a las 6:15am, pero ya estas cosas no nos sorprenden.

El viaje a Moyale, típico para estándares etíopes. Un asiento por persona, pero minúsculo que ríete de Ryan Air, olores ofensivos, y casiotron etíope a todo trapo todo el rato, hasta hacerte pensar en perforarte los tímpanos con un lapicero para terminar con el sufrimiento. En el lado positivo llegamos a Moyale a eso de las 3pm con tiempo suficiente para encontrar una habitación decente, que no mola llegar a ciertos sitios de noche.

Moyale es probablemente el pozo inmundo más desagradable de África. Dos de cada tres hoteles sirven de burdel, tres de cada tres huelen a pis. Nos quedamos en uno que sólo olía a pis y gastamos media lata de spray para cucarachas y un par de barritas de incienso para tratar de hacerlo más ameno. Salimos a que nos estamparan los pasaportes (en el lado keniata nos dijeron: “claro que podeis volver y dormir en vuestro hotel en el lado etíope, estareis allí como inmigrantes ilegales, pero a nosotros nos da igual que no es nuestro país”) a comprar algo de comida para el viaje y a cenar. Dios, el sitio da grima, y la gente más. La comida lo peor que hemos probado hasta el momento.

Cambiamos el dinero etíope que nos queda y averiguamos por la gente que hay un autobús a las 6am desde el lado keniata hacia Marsabit, y que a las 8am salen camiones y también podemos conseguir pasaje en uno. Nos tomamos un par de tes, vemos un capítulo de Doctor en Alaska, nos ponemos los tapones para los oídos, y a dormir hasta las 5am que suene la alarma, seguro que nos toca esperar un par de horas a que salga el autobús otra vez, y eso será si dicho autobús existe.

Al día siguiente nos despertamos a la hora convenida, cruzamos la frontera despertando al guardia, y tras caminar quinientos metros vemos que en efecto hay un autobús en el lado keniata. En diez minutos estamos dentro del autobus con nuestras mochilas en el maletero encadenadas a un poste de hierro del maletero por si acaso, que los keniatas son mucho más majos que los etíopes pero mejor no fiarse. Lo mejor es que hablan inglés, no veas que cambio poder hablar con la gente. Como siempre esperamos un par de horas y a las 8am sale el autobús, con un poco de suerte llegaremos a Marsabit con luz solar.

Bus de Moyale a Marsabit, como autobuses Alsa, pero con mas mili

Bus de Moyale a Marsabit, como autobuses Alsa, pero con mas mili

Todo lo anterior fue un placer angelical en comparación con el viaje entre Moyale y Marsabit, no existen palabras para describirlo. Las vibraciones durante los tramos malos, que eran casi todos, creo que son comparables a las vibraciones del Apollo 13 durante el despegue. No podíamos creer que el autobús no se hiciera pedazos. El estruendo, impresionante. En algún momento recuerdo cerrar los ojos e imaginar que no estaba allí a ver si funcionaba. Toneladas de polvo entraban por las ventanas.

La peor carretera de Africa, no os dejeis enganar por el aspecto corriente

La peor carretera de Africa, no os dejeis enganar por el aspecto corriente

Llevabamos una rueda de repuesto, tuvimos cuatro reventones. Una rueda fue reparada tras tres horas a un lado del camino, una fue cambiada por la de repuesto, otras dos fueron simplemente descartadas de modo que si el autobús normalmente tiene dos delante y cuatro detrás, al final llevábamos dos delante y dos detrás y rezábamos por no pasar la noche en el desierto esperando un rescate. El viaje debía durar nueve horas, fueron diecisiete.

Primer reventon

Primer reventon

Segundo reventon

Segundo reventon

Tercer reventon

Tercer reventon

Medio de transporte habitual, aun tenemos suerte

Medio de transporte habitual, aun tenemos suerte

La noche cae, y nosotros cambiando una rueda, aun habria otro reventon mas

La noche cae, y nosotros cambiando una rueda, aun habria otro reventon mas

Llegamos en noche cerrada a Marsabit, con la buena suerte de que el autobús paró enfrente del hotel que conocíamos y en diez minutos teníamos una habitación y estábamos pegándonos una ducha caliente, apenas sin creernos por lo que habíamos pasado.

El día siguiente nos lo dimos de vacaciones, para coger fuerzas para la segunda parte de la carretera del infierno. El norte de Kenia es una serie de semidesiertos, que están verdes de hierba durante unos dos meses después de las lluvias, teniendo sólo polvo y rocas el resto del año. Marsabit está en un grupito de volcanes extintos en medio de estos desiertos y gracias a la altitud está verde todo el año, siendo jungla tropical en algunos valles incluso. Nos fuimos a hablar con el Comisionado de la provincia, que estaba encantado de ver turistas por allí y nos dijo que no había bandidos. También nos fuimos a dar un paseo por las montañas cercanas.

Marsabit visto desde una colina cercana

Marsabit visto desde una colina cercana

 

Fuímos a comprar algo de comida para el viaje del día siguiente y de poco se nos saltan las lágrimas, ¡hay tantas cosas en las tiendas keniatas! Después de acostumbrarnos a comprar en tiendas etíopes que venden agua, plátanos y galletas, encontrar una tienda con chocolate, colacao, madalenas, jabón para lavar la ropa, desodorante, y todas esas cosas que trae la civilización fue alucinante. La tendera nos miraba raro mientras celebrabamos el descubrimiento de más y más cosas para comprar.

Al día siguiente nos volvimos a presentar a las 7am para subir al autobús para Isiolo, que apareció a las 9am y partió a las 10am. La carretera era igualmente mala, pero el conductor mucho mejor. Durante las partes malas iba despacito, y durante las realmente pésimas se metía a mitad del desierto a hacer su propia ruta, que era bastante más cómoda que seguir el camino. Durante el viaje había bastantes aldeas, y gente del lugar en sus trajes típicos utilizaba el autobús para ir de aquí para allá (para los hombres el atuendo era falda, collares de cuentas y coronas de plumas, para las mujeres diez veces más collares en vez de coronas, relojes casio para los hombres).

Al cabo de unas siete horas de malos caminos, experiencias todoterreno en el desierto, y sujetos del national geographic compartiendo asiento con nosotros llegamos al asfalto, kilómetros y kilómetros de asfalto liso como un espejo, asfalto de ese que juramos que si alguna vez veíamos otra vez nunca dejaríamos. A partir de ahora, si alguien me pregunta que si me apetece atravesar la peor carretera de África, ya le puedo decir que ni harto de vino, que yo ya la he probado y no mola.


4 Comments so far
Leave a comment

Don’t understand a word you said, but the photo’s are amazing and the transport brings back memories … my heart is sad!!

Comment by Renee du Plessis

Did an translation ..now makes sense. Keep on writing – love reading about your adventures. Travel safe!

Comment by Renee du Plessis

Hi Renee! Thanks for reading our adventures, we’ll keep on writing them :)

Comment by Alberto

Un viaje de lo más apasionante, seguro que no os aburristeis ni un momento.

Comment by isabel




Leave a reply to Renee du Plessis Cancel reply